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¡19 de mayo, un día luminoso!

Actualizado: hace 5 horas


Edgar Fernández

Centro de Pensamiento y Teoría Crítica-Praxis


Mientras el pasado 18 de marzo lo recordaremos como un día funesto, este 19 de mayo podrá ser considerado como un día realmente luminoso para el proletariado y todos los sectores populares del país. El primero, día adverso, porque la burguesía -con sus gremios y partidos- le asestó otro golpe más a los trabajadores con el hundiendo de la recortada reforma laboral; el segundo, brillante porque el mismo pueblo ha sabido sobreponerse de los golpes, erguirse, y ser capaz de deliberar por sus propios medios para empezar a decidir colectivamente sobre los destinos de todo nuestro país. Tal hecho lo cristalizó la sesión de la Cumbre Social Política y Popular con su llamado a iniciar la Huelga General el próximo 28 y 29 de mayo, medida con la cual se le planta cara en firme a los agresores, y por sobre todo, se da un gran salto para avanzar en dirección a forjar una salida proletario popular frente a la gran crisis del país.


La misma profundidad y el nuevo contenido la situación puede que no se presente en forma totalmente trasparente, de aquí que amerite unos cuantos comentarios.

Empecemos por describir cómo se presentó el contraste de la situación política en este día 19 de mayo. En un lado se reunía el Senado, esa corporación que representa la corrupción sistemática, la traición al pueblo, la mezquindad en favor de la burguesía, mientras al otro concurrieron 1.200 delegados de las organizaciones de trabajadores, sociales y populares del país. Así que en un lado se afilaban los cuchillos y se tejían las trampas para continuar asestándole golpes a los trabajadores, mientras del otro se diseñaban soluciones en favor del pueblo. En un lado se le negaba la participación al presidente de la CUT, mientras del otro las puertas permanecieron abiertas para que el pueblo mismo asumiera la palabra y por sobre todo la decisión.


Es en este contraste en donde brota el contendido profundo de la situación que, en medio de su mezquindad y estupidez, abrieron los gremios y partidos que representan a la burguesía. Pero, para captarlos en toda su riqueza debemos ir dos pasos atrás y hacer un poco de contexto.

Como se sabe, el ambiente inmediato es el sistemático bloqueo y ataque a las iniciativas que desde la Conferencia Nacional del Trabajo presentaron los trabajadores al actual gobierno en agosto de 2022. De ellas sólo una parte fue considerada en la propuesta de reforma laboral que empezó a cursar en el actual Congreso, siendo rápidamente mutilada la parte más fundamental, la que consideraba la ampliación de los derechos colectivos de los trabajadores y con la cual se pueden fortalecer los mecanismos legales para mejorar su organización. Pero no contentos con ello, los corruptos representantes de la burguesía -enaltecidos desde sus gremios empresariales y de sus medios de comunicación- dieron un paso más el 18 de marzo y decidieron hundir totalmente lo poco que restaba de la propuesta de reforma.


Ágil políticamente, el actual gobierno ató su futuro electoral a la posibilidad de llamar a una Consulta Popular en la que se escuchará la voz del constituyente primario, vía por la cual también recuperó parte de su terreno perdido. Y en ese entretejido, la burguesía y sus partidos se apresuraron a asestarle otro golpe al pueblo, temiendo que se removiese y avivase la voluntad popular real, razón por la cual pasaron a negar la posibilidad del llamado a Consulta. Pero para lograrlo se vieron esta vez forzados a utilizar los más bajos procedimientos de manipulación y trampa, todo con el fin de cercenar la posibilidad de que el pueblo se movilizara en masa. Luego para mantener las ganancias del capital fueron capaces de terminar de hundir al Congreso en la misma podredumbre. No obstante, esta vez no pudieron ocultar los hechos y ellos ocurrieron ante los ojos incrédulos e indignados de todas y todos.


Con su abusivo proceder pusieron al desnudo la sistemática guerra que libra el capital contra el proletariado colombiano, en medio de la cual, desde hace décadas, golpean una y otra vez a los trabajadores y trabajadoras, y donde el hundimiento de la reforma laboral es sólo un acto más. Entonces, con su abuso de poder salvaron temporalmente los resortes de sus mezquinas ganancias, pero debieron incurrir en el tremendo costo de erosionar profundamente la organización de su democracia burguesa, revelando su rostro opresor y explotador en toda su claridad y poniendo en juego todo su aparataje institucional. Y, acostumbrados como están a ejercer el poder sin límites y miramientos, se lanzaron a celebrar eufóricamente la doble derrota en contra del proletariado, tal como lo muestran los videos del Congreso donde se ve a David Uribe Turbay más contento y pletórico que nunca.


Pero como que no se daban cuenta de que con su proceder mezquino y ruinoso también profundizaron las grietas sobre las que se ha levantado este país, olvidando que donde hay fallas profundas los terremotos pueden suceder más fácilmente. De esa forma, torpemente dejaron en claro el tremendo antagonismo clasista que existe, porque a un lado se situaba el puñado de corruptos que defiende al capital y del otro quedaban los 23 millones de trabajadores, base real sobre la cual se sostiene el país. Por eso, ante tamaña ruptura inmediatamente zumbó el llamado a Huelga General, en el que la burguesía vio asomar el fantasma de un nuevo estallido social, uno que ya promete ser más profundo y transformador de lo que ya fueron los de 2019 y 2021.


Por eso mismo la euforia de su pírrica victoria prontamente se le transformó en profunda preocupación, de allí su política destinada a hacer “un control de daños” que les permita administrar la situación. Para ello, vienen exaltando la promesa de que aprobarán, ahora sí con presteza, lo poco que queda de la reforma laboral. Es decir, públicamente le votan al pueblo un “caramelo”, para que como un niño pequeño se contente, se distraiga, no llore más y se quede quietecito. Agregando a ello una campaña mediática en la que el llamado a Consulta Popular o bien resulta costoso, es mero populismo o simplemente es innecesario. En resumen, vienen diciendo y haciendo de todo para intentar que el pueblo coma entero y calladito. Sin embargo, esta vez el tiro les salió por la culata, y con todo ello sólo han levantado la potencialidad de una condición revolucionaria inesperada.


Tal potencialidad, inicialmente, se desprende en conexión al llamado a Huelga General para los próximos 28 y 29 de mayo. Debiéndose recordar aquí, que el antecedente inmediato de las largas jornadas de protesta de 2019 y 2021 fue el más limitado llamado a una movilización nacional, por parte de las centrales obreras, punto desde el cual las masas agobiadas por la crisis decidieron en forma plenamente autónoma ampliar y sostener la lucha. En este sentido, el actual llamado a Huelga General tiene como contexto la crisis general en que está hundido el país, y como referente inmediato el programa básico de los 105 puntos que se constituyó en 2021 como pliego de exigencias, el que sigue sin ser considerado en toda su extensión y menos aún sin la más exigua solución. Prueba de ello es que el mínimo avance que significa la reciente reforma pensional está bajo la amenaza real de ser tumbado por la Corte Constitucional, entidad que también funciona en favor del gran capital, en este caso del bancario y financiero.


Sin embargo, esa potencialidad descansa en otro hecho, en el que también se localiza el giro más importante de la actual situación: que, ante la sistemática erosión de los aparatos de la democracia burguesa, avanza la emergencia de los mecanismos de una nueva democracia proletaria y popular.

El ejemplo más palpable de esta novedosa tendencia se localiza en la forma natural, tranquila y casi que cotidiana como se sucedió la sesión de la llamada Cumbre Social y Política, reconocida como la Asamblea Nacional Popular. En medio de ella las trabajadoras y trabajadores, los sectores populares y el pueblo en general pudo acudir y encontrar un espacio abierto, deliberativo, de igualdad de condiciones, por eso ampliamente democrático y legítimo. A su interior procesos y voces diferentes fueron escuchadas, reconocidas y por sobre todo se tornaron decisorias frente a los grandes problemas del país, echándose a cuestas la gran responsabilidad de construir una salida proletario popular.


Por supuesto, que es apenas entendible que tanto el hundimiento de la vieja democracia como la emergencia de los nuevos mecanismos no será cosa sencilla ni de un solo acto. De hecho, hay un importante camino antecedente de convocatoria y deliberación en Asamblea Nacional Popular, como sucedió en junio y julio de 2021 en el marco del estallido social, y otro ejercicio en esa intención, celebrado en julio de 2024, hitos que se constituyen en anuncios y bases de la Sesión extraordinaria de este 19 mayo, mediante la cual se llamó a la Huelga. También es claro que es mucho lo que se debe aprender y los escollos por superar, como por ejemplo ganar en mayor autonomía, superar los métodos de fuerte estilo burocrático que arrastran viejas formas sectarias y poco democráticas, superar la fuerte dependencia respecto del gobierno, desechar por completo las ilusiones sobre la vía del reformismo parlamentarista, en resumen, lograr una mayor condición y composición proletaria y popular. 


Aún con ello, es ésta la novedad que carga y empuja la actual coyuntura: una disputa abierta entre el poder mezquino y corrupto del capital, que se erosiona a pasos agigantados frente al naciente, pero esperanzador poder proletario y popular, concretizado ahora en un nuevo ensayo de Asamblea Nacional Popular, que ha dejado de ser una necesidad histórica abstracta y se convierte en una realidad que va materializándose y concretizándose.


Sin embargo, para que esta tendencia se consolide es necesario empujar las condiciones para despejar más el panorama político. En ello, no se debe perder de vista que el programa político del actual gobierno es el de una conciliación de clases con la burguesía y al interior de las erosionadas instituciones burguesas, toda una contradicción con los golpes y portazos que recibe el proletariado y sectores populares. Y en tanto el gobierno pretende actuar como el mediador, que interioriza y administra las contradicciones, en esa misma medida mete en cintura las fuerzas del proletariado, a través del fuerte relacionamiento ideológico y político que ha entretejido entre su partido, las centrales obreras, los movimientos sociales organizados, y por ende en la dirección de la Cumbre Social y Política. Es por eso que logra que se priorice su agenda electoral hacia 2026, sobre las soluciones de fondo a las necesidades fundamentales del pueblo.


Luego, allí brota un reto fundamental para que la Cumbre Social y Política logre la autonomía ideológica y política necesaria a fin de proyectarse como una verdadera Asamblea Nacional Popular, que represente un programa proletario y popular. Y tal proceso de clarificación sólo puede ser resuelto en la medida que todo el pueblo radicalice sus posiciones contra la burguesía y contra la erosionada institucionalidad burguesa aún prevaleciente, lo que puede ser posible en medio de la actual polarización de la lucha, siendo por ello de gran importancia la magnitud y dirección que logren las manifestaciones en la próxima huelga general. En tal sentido, consolidar y sostener acumulados organizativos en medio de la protesta permitirá mejores correlaciones de fuerzas en los diferentes niveles de lucha, como son las direcciones de centrales obreras, los movimientos sociales organizados y las organizaciones políticas de izquierda, y por esa vía en la composición de la misma Cumbre Social y Política.


La importancia de las novedades e incluso de los mismos retos fueron expresados por muchas voces y bajo diferentes maneras en la sesión del día 19, como si se tratara de un ejercicio necesario de clarificación y autoafirmación, en cuanto muchas veces ocurre eso de que lo hacen, pero no lo saben. Signo claro de la timidez con la que va brotando la nueva forma de la democracia es que los participantes de la Asamblea Nacional Popular (ANP) decidieron salir a fortalecer los basamentos de ese mismo mecanismo, las Asambleas Populares locales, en cuanta fábrica, barrio, vereda o ciudad sea posible y necesario y con ello mismo fortalecer la próxima Huelga General. En ese sentido se anudan adecuadamente los ejercicios de crítica, reflexión, desarrollo de la conciencia y movilización colectiva[1], tendientes ellos a su vez a expandir y fortalecer la organización y poder del pueblo por todo el país, condición totalmente necesaria para adentrarnos decididamente en la salida proletario-popular a la profunda crisis del país.


Por tanto, ante la profundidad de la crisis, sintetizada ahora plenamente en la actual coyuntura, se levantan grandes retos y tareas desde el campo proletario-popular. Una es lograr que la Huelga General impacte y remueva todos los rincones del país; otra es que en medio de ella se retomen, impulsen y consoliden las asambleas populares en cada espacio de encuentro, en cada lugar de trabajo, en cada calle y esquina donde el capital arremete contra el pueblo. Y como resultado de las anteriores, posibilitar que la apenas naciente Asamblea Nacional Popular deje de sesionar en forma puntual y extraordinaria y se torne permanente, vía por la cual se podría tornar en constituyente.

Junto a la promoción de las asambleas de fábrica, barrio, vereda y ciudad es necesario posibilitar la ampliación y mejora de la forma actual que tiene la ANP, permitiendo una mejor inclusión de sectores y regiones con sus problemáticas y radicalidad, hechos que favorecerán su proyección permanente y en cuanto órgano fundamental de la nueva democracia que ya estamos construyendo.


Ahora que el pueblo no come cuento, ahora que nuevamente se decide de forma colectiva, hay que darlo todo para ganar las calles y mantenernos en ellas -porque en el momento que las abandonamos inicia nuestra derrota- llenándolas de razones, esperanza y alegría, en la seguridad que sólo de esta manera vamos recorriendo el camino revolucionario por una mejor vida para todos y todas. Por eso que se escuche más alto que nunca esa consigna:


¡De la Asamblea Popular a la Huelga General!


¡Huelga general y Asamblea Nacional Popular!


¡Frente a la crisis del capital: democracia proletaria y popular!


Referencias

  1. Por sólo resaltar un ejemplo, fue alto y claro el llamado a convertir cada estación de Transmilenio en un espacio para la pedagogía política, el que por su puesto es extensivo a todos los espacios públicos de aglomeración en el país [1]. 

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