Reseña: "La Ideología Alemana"
- Praxis Centro de pensamiento
- 11 jul
- 7 Min. de lectura
EPCAP - Escuela Permanente Carlos Alberto Pedraza.
Centro de Pensameinto y Teoría Crítica - PRAXIS.

La ideología alemana es un documento formativo de gran valor para introducir las nociones básicas del materialismo histórico y los fundamentos del problema práctico detrás de la revolución comunista. En medio de los primeros debates que van conformando las bases del método de Marx del materialismo histórico, toma posición una perspectiva científica sobre la construcción de una nueva sociedad y el papel del proletariado en este proceso. El texto, redactado entre 1845-46, se propone como una teoría material de la historia, entendiendo a esta no como la realización de un espíritu, idea o conciencia, sino como el resultado de la actividad práctica y material de los humanos mismos. También elabora una crítica radical al sistema hegeliano y su expresión conservadora tanto en los neohegelianos como en los viejos hegelianos.
Marx y Engels comienzan su crítica en La ideología alemana diferenciando radicalmente su perspectiva materialista de la tradición idealista dominante en la filosofía alemana. Puntualmente, denuncian la inversión típica del idealismo: poner la conciencia como causa de la realidad. Estos filósofos, según Marx y Engels, cometen el error fundamental de tratar los fenómenos sociales, políticos y económicos como productos de la conciencia humana, creyendo que con cambiar la forma de pensar o interpretar se transformará el mundo.
Esto es igual de absurdo a creer que dejar de pensar en la gravedad es el medio para que los hombres seamos capaces de volar o que, con dejar de pensar en el hambre, es posible suprimir la necesidad del alimento.
En contraposición a estas locuras, los autores parten de los individuos reales, de su actividad concreta en el mundo y de las condiciones materiales de su existencia. De este modo, la historia se problematiza como el objeto de la acción humana derivada del desarrollo de la actividad práctica de las sociedades, de los trabajos de todas las generaciones y de sus distintas formas de producción y reproducción. No son ya las categorías las que explican la historia sino la historia, la actividad real de los individuos, la que ajusta y dota de sentido a las categorías. Es la praxis la que produce y reproduce tanto las condiciones materiales como las formas de conciencia, la cual emerge como hija de la actividad material misma.
Condiciones materiales y producción de la vida
Producción de medios de vida: Los humanos hacen parte de la naturaleza y como todo animal presentan un comportamiento en relacion a ella, en su caso, se caracteriza por la modificación de las condiciones naturales para la satisfacción de sus necesidades. Esta modificación de la naturaleza es la producción de medios de vida. Pero el modo como los individuos producen y reproducen sus medios de vida, se halla condicionado por las características de esos medios de vida, por lo cual, el modo de vida, la manera de ser y de existir de los individuos, está determinado por el modo como producen sus medios de vida. Por lo tanto, también la conciencia y la producción espiritual, la vida cultural, simbólica, psicológica y religiosa, corresponden a este modo de producción de medios de vida.
Esta producción de medios de vida aparece con la multiplicación de los individuos mediante la procreación, hecho que es posible con base en la satisfacción de las necesidades vitales de los progenitores y la renovación de sus energías diarias. Este incremento del número de individuos y, por tanto, de sus relaciones, lleva a la aparición del intercambio. Primero entre individuos en una localidad y, posteriormente, entre pueblos. Naturalmente, la forma del intercambio yace condicionada por el modo de producción. La existencia de este intercambio deja ver un ser social o una “obligatoria conexión material entre los hombres” que va mutando con arreglo al cambio de las condiciones materiales engendradas por la producción.
La extensión del intercambio depende de la extensión de la producción, la cual se extiende mediante el desarrollo de las fuerzas productivas, aquellos recursos, técnicas y trabajos que este ser social -la sociedad- puede emplear para la transformación de la naturaleza. Todo desarrollo de las fuerzas productivas se hace visible en la división del trabajo. Es decir, todo aumento de la capacidad productiva se plasma en las relaciones entre los individuos y en su manera de comportarse. La primera forma de esta división fue la separación del trabajo manual y el trabajo intelectual, luego la separación de la ciudad y el campo, apareciendo las primeras formas de separación del producto del trabajo respecto de quienes trabajan. Esto indica que esa obligatoria conexión material entre individuos se halla organizada, por las relaciones sociales de producción, en clases y que el excedente de la producción ha sido captado por un grupo de la sociedad en particular. Al nivel de una nación la división del trabajo se traduce en la separación del trabajo industrial y comercial del trabajo agrícola, y luego del industrial y el comercial, mediados con toda una gama de subdivisiones en sectores y ramas especializadas.
Este movimiento de la historia puede verse en el desarrollo de los modos de producción. En todos los casos se revela un importante y trascendental hecho: La trabazón existente entre las relaciones sociales y las fuerzas de producción.
Modos de producción
Modo de producción tribal: La producción se basa en la caza y la pesca, a lo máximo, la agricultura básica y la ganadería con técnicas simples y rudimentarias, en los últimos dos casos supondría una importante extensión de tierras sin cultivar, que es propiedad comunal de la tribu. La división del trabajo es exigua y se basa en la edad y el sexo. La esencia de la organización social es la misma de la organización familiar, en cuya cabeza se encuentra al patriarca o padre de la familia, por debajo de este los demás miembros de la tribu unidos por lazos sanguíneos y luego los esclavos. La esclavitud familiar va creciendo al crecer la división del trabajo, fomentada por la aparición y desarrollo de la guerra y el comercio del trueque.
Modo de producción esclavo: Por vía de la guerra y el comercio la producción se desarrolla y crece la división del trabajo, llegando a la fusión de distintas tribus que resulta en la aparición de las ciudades y pueblos por acuerdo o por conquista. La separación entre el campo y la ciudad señala la separación de la propiedad comunal y la propiedad privada. La propiedad privada, inicialmente mobiliaria, adquiere con el desarrollo de la ciudad una forma comunitaria entre ciudadanos libres, cuya unidad se funda en el trabajo de los esclavos. Estos, reducidos a objetos de producción, sólo pueden ser explotados por los ciudadanos en su conjunto. El estado es en sí mismo la asociación de los ciudadanos contra los esclavos. También aparecen las contradicciones entre estados y dentro de las ciudades la contradicción entre la industria y el comercio marítimo.
Modo de producción feudal: En la ciudad con el desarrollo y concentración de la propiedad privada se efectúa un detrimento de la producción del campo y una sistemática reducción de campesinos libres. La guerra como medio de captación de mano de obra esclava encuentra sus límites en la necesidad de expansión militar constante, por lo que las fuerzas productivas se frenan. Se debilitan las ciudades y se reacomoda el centro de gravitación de las actividades productivas en el campo con una población dispersa en cuyo seno nacen las relaciones de vasallaje. Se desarrolla la propiedad territorial basada en estamentos sociales. A pesar de múltiples formas particulares de variación, la estructura principal amoldaba sus relaciones de producción en la base del trabajo explotado de los siervos de la gleba, encima de ellos el terrateniente dueño del feudo y del medio elemental de la producción -la tierra- y el clero dueño de la producción espiritual, y, sobre todos, el rey quien gobernaba soberanamente el aparato del estado.
En las ciudades, a través de la pervivencia de la producción individual del trabajo artesano, se conforma la propiedad corporativa de gremios artesanales, los cuales se asociaban para defenderse de las agresiones de los señores feudales. Con el desarrollo de la división del trabajo al interior del gremio el proceso de producción y el producto del trabajo se vuelve colectivo, se gestan relaciones jerárquicas basadas en la base del trabajo de los aprendices, quienes en su mayoría eran siervos huidos de los feudos, encima de ellos los oficiales con mayor experiencia y en mejor posición los maestros. También se separa la producción del intercambio, aparecen los comerciantes y la manufactura. La cada vez mayor extensión del intercambio por la aparición de nuevas rutas de navegación y redes comerciales que consolidan el mercado mundial fortalece la producción de la manufactura, esto significa también mayor circulación de los productos y mayor movilidad de dinero.
Modo de producción capitalista: Con la concentración de la producción manufacturera, la automatización por la introducción de máquinas y la ampliación de las relaciones monetarias aparece la producción industrial y la moderna clase de la burguesía y el proletariado. Este desarrollo de la división del trabajo acrecienta de manera gigante las fuerzas productivas, conlleva altos niveles de especialización del trabajo, donde el circulo de activadas productivas del trabajo se estrechan bastante, pero a la vez, hace del proceso del trabajo algo profundamente social y colectivo, en tanto presupone una interdependencia total de los individuos. Por esto, la burguesía destruye las relaciones sociales feudales, destruye el poder de los señores feudales y reconfigura el poder de las monarquías, e instaura todo un nuevo régimen social capaz de captar las grandes migraciones del campo hacia la ciudad, que concentran ahora a millones de pobladores. El proletariado separado de los medios de producción y viendo su trabajo de manera fragmentaria, ya que el producto de su trabajo ahora toma la forma de mercancía, a diferencia de productores anteriores, percibe su misma actividad humana como proceso aislado de un sistema que no le corresponde.
Condiciones para el comunismo
Esta aparición del proletariado, la burguesía y el mercado mundial significa un desarrollo universal de las fuerzas productivas y la extensión mundial del modo de producción capitalista. Con base en estas premisas materiales del proceso histórico se hace posible por primera vez la destrucción de las clases sociales mediante la abolición de la división del trabajo, hecho que se hace posible dado el ingente nivel de riqueza material ya desarrollado en la sociedad capitalista y sobre la planificación y conducción consciente de las fuerzas productivas mediante una cooperación libre y fraterna del trabajo, que permita una apropiación colectiva del producto de este. Este hecho también se impone como necesidad debido a que el proletariado, por su relación de irreparable antagonismo con la producción capitalista, el producto característico del capitalismo es la única clase revolucionaria capaz de acabar con el modo de producción capitalista.
La universalización del mercado y la interdependencia total de los individuos crean las condiciones para una revolución que no se limite a redistribuir el trabajo, sino que transforme su naturaleza misma. La abolición de la propiedad privada no es un acto moral, sino una necesidad histórica derivada del desarrollo de las contradicciones del capitalismo.
El comunismo implica la producción consciente de las condiciones de existencia, la asociación libre de los individuos y la superación definitiva de la enajenación. La historia deja de ser el resultado de fuerzas ciegas y se convierte en obra consciente de la humanidad. No se trata de implantar un ideal, sino de realizar las posibilidades contenidas en la realidad misma.




Comentarios