Reseña "Trabajo asalariado y capital"
- Praxis Centro de pensamiento
- hace 5 días
- 6 Min. de lectura
EPCAP - Escuela Permanente Carlos Alberto Pedraza.
Centro de Pensameinto y Teoría Crítica - PRAXIS.

Trabajo Asalariado y Capital es un folleto de propaganda escrito por Karl Marx en 1849, siendo la continuación y publicación de los discursos dictados por él durante el desarrollo de la Asociación Obrera Alemana de Bruselas en 1847, dicho trabajo se publica oficialmente en el periódico Neue Rheinische Zeitung el 4 de abril de 1849. Este texto analiza las relaciones económicas y sociales en el modo de producción capitalista, centrando el análisis en la explotación a la que son sometidos los obreros por cuenta del trabajo asalariado íntimamente ligado al capital y expone cómo la relación ‘capital / trabajo asalariado’ termina perpetuando la esclavitud de los obreros y reproduciendo las desigualdades estructurales.
La exposición de este texto escrito por Marx se divide en tres grandes apartados:
La relación entre el trabajo asalariado y el capital, la esclavitud del obrero, la dominación capitalista.
La inevitable ruina, bajo el sistema actual, de las clases medias burguesas y del llamado estamento campesino.
El sojuzgamiento y la explotación comercial de las clases burguesas de las distintas naciones europeas por Inglaterra, el déspota mercado mundial.
Primera parte de la exposición:
Para efectos de explicar con detenimiento la primera relación, la que hay entre trabajo asalariado y capital, Marx analiza el salario y se pregunta: ¿Qué es el salario?, ¿Cómo se determina el salario? Una primera respuesta a estas cuestiones las desarrolla la economía política clásica que habla de compra y venta de trabajo, es decir, el capitalista compra con dinero el trabajo de los obreros y estos últimos a su vez venden por dinero su trabajo. Sin embargo, aquí Marx menciona que esto es solo la apariencia, puesto que, lo que venden en realidad los obreros al capitalista no es su trabajo, sino su fuerza de trabajo. Con el mismo dinero con el que el capitalista compra la fuerza de trabajo, sea por un día, una semana, un mes, etc., digamos un mes de trabajo por 1’423.000 pesos, el capitalista puede también comprar, por ejemplo, con 1’423.000 pesos, determinada cantidad de azúcar, plátano, papa, cebolla, yuca, entre otras mercancías. Por tanto, la fuerza de trabajo es, asimismo, una mercancía ni más ni menos que el azúcar, el plátano y la yuca.
Los obreros cambian su mercancía, la fuerza de trabajo, por la mercancía del capitalista, por el dinero y este cambio se realiza guardándose una determinada proporción: tanto dinero por tantas horas de uso de fuerza de trabajo. Esta relación se puede expresar de la siguiente forma:
X TIEMPO DE Ft (Fuerza de Trabajo) = Y DINERO
Ejemplo: 30 días de fuerza de trabajo = 1’423.000 pesos colombianos (SMLV)
De aquí Marx concluye dos cosas; la primera, que el valor de cambio de una mercancía (es decir, esa relación que se desarrolla en el momento del intercambio), expresada en dinero, es precisamente su precio; y, en segundo lugar, que el salario es el precio de la fuerza de trabajo. A su vez, ese salario con el cual el capitalista le paga al obrero su fuerza de trabajo sale de un fondo que este capitalista tiene en reserva, ese fondo de reserva no es más que el capital con el cual se pagan salarios (comprar fuerza de trabajo) y medios de producción (máquinas, materias primas). Es en ese sentido que, el salario no es la parte del obrero en la mercancía por él producida, el salario es la parte de la mercancía ya existente, con la que el capitalista compra una determinada cantidad de fuerza de trabajo productiva.
La fuerza de trabajo es, pues, una mercancía que su propietario, el obrero asalariado vende al capital. ¿Para qué la vende? Para vivir. La fuerza de trabajo es la propia actividad vital del obrero, es la manifestación de la vida, y esa actividad vital la vende a otro para asegurarse los medios de vida necesarios.
-El obrero ni siquiera considera el trabajo parte de su vida; para él es más bien un sacrificio de su vida.-
Segunda parte: Competencia entre vendedores y compradores.
Marx ahora se propone a responder la siguiente pregunta: ¿Cómo se determina el precio de una mercancía? Entre esas mercancías se encuentra, como hemos visto, la fuerza de trabajo, Marx quiere analizar como se fija el precio de la fuerza de trabajo en las relaciones de producción en el modo de producción capitalista.
En el modo de producción capitalista, el precio de una mercancía se determina principalmente por la competencia entre compradores y vendedores, es decir, por la relación entre oferta y demanda. Esta competencia se manifiesta en tres formas interconectadas:
Primero, existe competencia entre vendedores. Cuando varios ofrecen un mismo producto, aquellos que venden más barato logran desplazar a los demás, captando una mayor porción del mercado. Esto presiona a la baja los precios, ya que cada vendedor busca maximizar sus ventas, incluso a costa de reducir márgenes de ganancia.
Segundo, opera competencia entre compradores. Si la demanda supera la oferta, los consumidores pujan por adquirir los bienes disponibles, lo que impulsa los precios al alza. Este fenómeno es particularmente visible en mercados con productos escasos o altamente demandados.
Finalmente, se desarrolla competencia entre compradores y vendedores, una lucha donde unos buscan pagar lo menos posible y otros vender al precio más alto. El resultado de este enfrentamiento depende de cuál de las dos fuerzas prevalezca: si la competencia entre vendedores (que abarata precios) o entre compradores (que los encarece).
Sin embargo, estas fluctuaciones de precios no son arbitrarias, sino que giran en torno a un eje central: el costo de producción. Los capitalistas basan sus cálculos en este costo: si el precio de venta supera el costo de producción, obtienen ganancias; si es inferior, incurren en pérdidas. Esta dinámica regula el flujo de capitales: cuando los precios y las ganancias son altos en un sector, los capitales acuden en masa, aumentando la oferta hasta que los precios vuelven a bajar. Por el contrario, si los precios caen por debajo del coste de producción, los capitales huyen, reduciendo la oferta hasta que los precios se recuperan.
Ahora bien, respecto de la pregunta sobre el precio de la fuerza de trabajo, este está determinado por el costo de producción, por lo que el precio de la fuerza de trabajo expresado en salario en forma de dinero es el mínimo vital requerido para la producción del obrero, lo necesario para su supervivencia (comida, vivienda) y reproducción (familia), fijado históricamente por la lucha de clases. El salario cubre solo este mínimo, mientras el obrero genera plusvalor al trabajar más horas de las que cuesta mantenerlo, enriqueciendo al capitalista. Así, el sistema no paga el valor total que crea el trabajador, sino solo lo indispensable para que siga siendo explotado.
Tercera parte: Salarios y la masificación de la clase obrera.
El salario es el precio de la fuerza de trabajo, pero su determinación va más allá del intercambio monetario. Marx distingue tres dimensiones:
1. Salario nominal: La cantidad de dinero que recibe el obrero.
2. Salario real: Los bienes que puede adquirir con ese dinero.
3. Salario relativo: La proporción del valor creado por el obrero que este recibe, en comparación con la ganancia del capitalista.
Aunque el salario real pueda aumentar, el salario relativo suele disminuir, pues las ganancias del capital crecen más rápido. Por ejemplo, si un obrero pasa de ganar 3 a 2 pesos, pero los precios caen aún más, su poder adquisitivo mejora, pero su participación en la riqueza generada se reduce. Esto profundiza la dependencia del proletariado, desmitificando la idea de la burguesía cuando señala que los intereses de los proletarios y capitalistas son equivalentes o comunes. Marx expone las siguientes razones a este último respecto:
El capital se concentra en menos manos, intensificando la competencia entre obreros.
La mecanización y división del trabajo incrementan la productividad, pero el beneficio lo absorbe el capitalista, no el trabajador.
El obrero queda atrapado en un ciclo donde reproduce su propia explotación: su trabajo enriquece al capitalista, quien a su vez controla los medios para emplearlo o desecharlo.
Finalmente, el capitalismo no solo reproduce obreros, sino que constantemente amplía sus filas al arruinar a otras clases. Por ejemplo, los pequeños propietarios parcelarios como los campesinos que pierden sus medios de vida, aun, la pequeña burguesía quebrados por la competencia, terminan vendiendo su fuerza de trabajo para sobrevivir. Esta proletarización convierte a cada vez más personas en dependientes del trabajo asalariado, expandiendo masivamente la base social del proletariado. Pero este aumento no significa mayor poder para los trabajadores, por el contrario, la mecanización y la crisis generan un excedente de mano de obra, es decir, obreros que compiten por los mismos puestos, presionando los salarios a la baja; esta masa de obreros siempre disponible para ser explota por los capitalistas se le denomina: ‘Ejército Industrial de reserva’, potenciando las relaciones sociales de explotación donde necesariamente son los obreros quienes pierden en el modo de producción capitalista.
Comments