Reseña: "Salario, precio y ganancia"
- Praxis Centro de pensamiento
- hace 4 días
- 7 Min. de lectura
EPCAP - Escuela Permanente Carlos Alberto Pedraza.
Centro de Pensameinto y Teoría Crítica - PRAXIS.

El texto fue escrito por Karl Marx en 1865, en el marco de la Conferencia preliminar de Londres, pero no es publicado sino hasta 1898 por su hija. En este escrito Marx:
Combate las posturas pasivas y afines a la economía política liberal del ciudadano Weston respecto a la relación existente entre el salario, la producción y el precio de las mercancías, y por lo tanto el papel que juega la organización obrera de cara a esa relación.
Introduce el papel del trabajo como aquel elemento que permite entender la relación existente entre el valor, el salario y la ganancia, así como algunas categorías de análisis para la explicación de los fenómenos de la economía política.
Resalta la necesidad y el carácter que debe tener la lucha obrera, de cara a la contradicción existente entre el trabajo del obrero y el capital.
El debate con Weston y la economía política clásica
El argumento central de Weston es que existe una relación directa entre el salario, la producción y los precios, donde los tres son valores fijos. Esto quiere decir que, si el salario sube, tiene que necesariamente subir la producción de mercancías (al aumentar el consumo de estas) lo que deriva en un aumento general de su precio. Para Weston el aumento o disminución de los salarios solo puede explicarse a partir de la voluntad del capitalista en relación con el precio al cual vende la mercancía, como si esta voluntad fuera una ley general de la economía.
Marx resalta que los postulados erróneos del ciudadano Weston derivan inevitablemente en conclusiones peligrosas respecto al papel que debe jugar la organización de los trabajadores de cara a la lucha contra la disminución de los salarios o por el aumento de estos, puesto que: 1) Si los trabajadores luchan por el aumento de los salarios esto derivara en un aumento de los precios de las mercancías y por lo tanto un encarecimiento de las mercancías de primera necesidad que necesitan para vivir. 2) Si el aumento del salario y el aumento de los precios de las mercancías se debe más a una voluntad inexplicable del capitalista, el papel de la organización obrera, en este caso y en el anterior, debe también atenerse a esta ley inexplicable de la buena o mala voluntad de capitalista.
Para los economistas clásicos la relación entre el aumento o disminución del salario y el precio de las mercancías se debe ya no solo a una serie de voluntades (como afirma Weston) sino a la ley de oferta y demanda, donde los salarios solo deben aumentar de cara a esta “ley”. De igual manera el precio de las mercancías disminuye o sube en tanto la demanda y la oferta existente así lo determinen. Teniendo en cuenta lo anterior, el aumento de los salarios que se dé por fuera de esta ley de oferta y demanda, es decir por medio de la lucha obrera, afectara de manera inmediata el precio de las mercancías y por lo tanto la producción en general.
Para Marx tanto los postulados de Weston como los de los economistas clásicos son erróneos en tanto:
La disminución o el posible aumento de los salarios no se debe a la voluntad del capitalista ni a la ley de oferta y demanda, ya que lo único que explica la disminución del salario o su posible aumento es la relación que tiene con la tasa de ganancia. Según Marx el salario está en necesaria contradicción con la tasa de ganancia del capitalista: si la primera aumenta, el segundo disminuye y viceversa. Lo cual concluye en que el capitalista siempre buscara la forma de disminuir el salario en pro de aumentar su tasa de ganancia y el obrero buscara aumentar su salario en pro de su supervivencia.
El precio de una mercancía no está determinado por el salario ni por las fluctuaciones que su aumento o disminución generen en la oferta y la demanda. Lo que determina el precio es el valor de cambio de la mercancía, y el valor se determina a partir la esencia misma de esta mercancía, es decir: el trabajo. Por lo tanto, la producción de una mercancía puede ser variable o fija e independiente del aumento o disminución del salario.
El trabajo: parte integral de toda mercancía
Para Marx toda mercancía tiene un valor en proporción a otra mercancía lo que la hace intercambiable, es decir, toda mercancía tiene valor de cambio. Por ejemplo, el valor de un teléfono puede ser el mismo valor que tiene cien kilos de papa, lo que haría posible intercambiarlos. Lo importante para Marx es determinar que genera ese valor. Para ello es necesario preguntarse ¿Que tienen en común el teléfono y los cien kilos de papa? La respuesta es que ambas mercancías para ser producidas necesitaron de trabajo. Por lo tanto, el valor de un teléfono o de cien kilos de papa está determinado por la cantidad de trabajo que hubo detrás de su producción.
En ese sentido, el valor de una mercancía es la suma del trabajo social necesario para su producción, es decir, trabajo cristalizado. Para entender esto es pertinente seguir con el ejemplo del teléfono. El valor de este teléfono no es la suma de Materias Primas+Salario+Ganancia como postulan los economistas clásicos. Lo que determina el valor de este teléfono es la cantidad de trabajo –calculado en tiempo- que fue necesario para su producción: el trabajo necesario en la extracción de las materias primas, el trabajo necesario para la construcción y mantenimiento de la maquinaria y el trabajo del ensamblaje del teléfono. Lo mismo sucede con los cien kilos de papa, lo importante es entender que el trabajo es la sustancia social común de todas las mercancías. En conclusión, el precio, o valor de cambio de una mercancía, es la cantidad de trabajo invertido en su producción
El trabajo, fuerza de trabajo y el salario
Marx afirma que el trabajo, perteneciente al obrero, también es una mercancía más en el capitalismo y por lo tanto tiene un valor de cambio, en ese sentido ¿Como se determina el valor de la mercancía trabajo? Para responder esta pregunta es necesario afirmar que el trabajador, aparente dueño del trabajo, alquila al capitalista su fuerza de trabajo durante un tiempo determinado, es decir, durante una jornada. Lo que el capitalista le paga al trabajador por su fuerza de trabajo en una jornada, es lo necesario que este necesita para sobrevivir: el pago del arriendo donde vive, su comida y vestimenta. Así mismo este pago debe permitir la reproducción del trabajador, es decir, la renovación de la mercancía trabajo. Eso que el capitalista paga al trabajador para que este sobreviva y se reproduzca es el salario. Por lo tanto, la forma que reviste al trabajo en el modo de producción capitalismo es la de trabajo asalariado.
La apropiación de la plusvalía
En la medida que los trabajadores no son dueños de los medios de producción en el sistema capitalista, se ven obligados a vender su fuerza de trabajo a aquellos que si poseen estos medios de producción: los capitalistas. Contrario a la forma de trabajo existente en los modos de producción previos, aquí la esclavitud aparece como una esclavitud voluntaria. Marx afirma esto a partir de los siguientes postulados:
El valor de una mercancía nunca va a estar por debajo ni va a tener el mismo valor que el salario del trabajador, pero el salario del trabajador siempre va a estar por debajo del valor de la mercancía. Y el valor de la fuerza de trabajo nunca va a estar por debajo de la suma de las mercancías que el trabajador necesita para sobrevivir y reproducirse.
Lo que al trabajador se le paga en forma de salario es la suma de las mercancías de primera necesidad (comida, alquiler y ropa). Suponiendo que la suma de los costos de estas mercancías es $40.000 pesos diarios, el tope mínimo al que el trabajador venderá su fuerza de trabajo diariamente será a $40.000 diarios. El capitalista alquila la fuerza de trabajo disponiendo previamente de estos $40.000, lo que le permite ser dueño temporal del trabajo del obrero durante la jornada laboral.
Supongamos que en una hora de trabajo se produce el valor de $10.000 pesos, por lo tanto, el obrero produce en 4 horas lo referente al valor de su fuerza de trabajo. Pero como el capitalista ha pagado ya $40.000 pesos para disponer de la fuerza de trabajo del obrero, se apropia de lo que el obrero produzca el resto de la jornada. Suponiendo que la jornada del trabajador es de 10 horas, existiría un trabajo excedente de 6 horas que ya no le pertenece a él sino al capitalista, es decir, trabajo no retribuido o plustrabajo. El valor de ese plustrabajo representado en $60.000 pesos es la plusvalía. Además, el capitalista tiene que destinar diariamente $30.000 pesos para el pago del valor de las materias primas y al mejoramiento y/o mantenimiento a las herramientas de producción.
4) Marx afirma que el capitalista obtiene su tasa de ganancia vendiendo las mercancías al costo de producción de estas, es decir, a su valor. Pero el capitalista no va a vender la mercancía en $70.000 (valor del trabajo invertido en salario, materias primas y herramientas de trabajo) la va a vender en $100.000 pesos siendo el valor total producido en una jornada diaria de 10 horas. De esta manera el valor de la mercancía seria $100.000 de los cuales el capitalista se quedaría $30.000 que no tiene que reinvertir ni en fuerza de trabajo ni en materias primas ni en herramientas de trabajo. En consecuencia, cada jornada de trabajo el capitalista se queda indiscriminadamente con $30.000 pesos libres siendo este valor su tasa de ganancia.
La tasa de ganancia frente al salario/ El capital sobre el trabajo.
A partir de lo expuesto en este texto se afirma que la piedra angular del modo de producción capitalista es la relación entre el capitalista y los trabajadores asalariados, donde el primero no hace más que acrecentar su tasa de ganancia y el segundo sobrevive con lo mínimo para reponerse y reproducir la nueva masa de trabajadores que van a suplirlo a futuro. En proporción el salario, incluso en el escenario óptimo de su aumento, nunca será proporcional a la tasa de ganancia del capitalista, pues este nunca dejará de buscar precarizar las condiciones de los trabajadores al nivel más bajo con tal de asegurar mayores tasas de ganancia. En la medida que crece la tasa de ganancia, el capitalista se reafirma como la clase dominante y en ultimas crece la dominación del capital sobre el trabajo vivo del trabajador.
En conclusión, y tal como afirma Marx, si bien el obrero en la lucha del aumento de sus salarios está peleando por las mínimas condiciones para su existencia como clase histórica en el modo de producción capitalista, debe tener en cuenta que en la medida que se reproduzca el trabajo asalariado, se reproduce la dinámica de dominación del capital frente al trabajo y por lo tanto el empeoramiento de sus condiciones como trabajadores.
En conclusión y tal como afirma Marx, la consigna de los trabajadores debe cambiar de “Un salario justo por una jornada de trabajo justa” y trascender a ser una de carácter revolucionaria: