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ReseƱa: "Manifiesto del Partido Comunista"

Coordenadas para acercarse al Manifiesto del Partido Comunista.



Giovanny BermĆŗdez Mendoza

Centro de Pensamiento y TeorĆ­a Critica Praxis


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El Manifiesto del Partido Comunista es de gran importancia dentro de las obras que conforman el sólido edificio del pensamiento marxista. Por la densidad teórica y por su pertinencia política ha logrado preservar su vigencia histórica y hacerse a un predilecto lugar dentro de las obras políticas de la humanidad.


En esta obra Karl Marx y Federico Engels, junto a Jenny Von Westphalen, dieron al movimiento proletario mundial una de sus mĆ”ximas herramientas de confrontación teórica y polĆ­tica; al respecto, escribió el cartista inglĆ©s George JuliĆ”n Harney: ā€œeste panfleto, escrito por Marx en su pequeƱa casa suburbana y copiado a mano por su esposa en el comedor es el documento mĆ”s revolucionario jamĆ”s publicado.ā€ (M. Gabriel. 2011. PĆ”g. 186).


Para los trabajadores y trabajadoras del mundo el Manifiesto del Partido Comunista se constituyó en el primer llamado a la orientación científica y programÔtica del proyecto político socialista y de la forma superior que debía alcanzar como sociedad comunista.


Así mismo, el Manifiesto del Partido Comunista, configura un emocionante testimonio de la naturaleza histórica de la sociedad y de su tendencia hacia la transición histórica. Es decir, muestra el carÔcter material y dialéctico del proceso histórico en el que estamos inmersos como humanidad; y de la ley general de las fuerzas materiales y contradicciones sociales que dan forma y contenido al cambio histórico.


Los padres del pensamiento marxista nos presentan una ampliación de aquella mÔxima acerca de que los seres humanos hacemos nuestra propia historia, pero bajo condiciones y fuerzas ya constituidas social e históricamente, que, sin embargo, estÔn supeditadas a la potencia material de la praxis de las clases sociales.


En palabras de K. Marx: ā€œLos hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que existen y les han sido legadas por el pasado.ā€ (K. Marx. 2015. PĆ”g. 152).


Sin embargo, en el Manifiesto no se realiza un anÔlisis histórico en abstracto. En sintonía con la base del pensamiento materialista en esta obra K. Marx y F. Engels, ponen en el centro la condición de subordinación del capitalismo al cambio social en tanto modo de producción histórico- social.  En este anÔlisis se develan las contradicciones y fuerzas que constituyen la emergencia de la moderna sociedad capitalista, sus formas de propiedad, relaciones de intercambio y el proceso de despliegue territorial de sus fuerzas materiales y relaciones sociales.


En las primeras líneas de este manuscrito se sitúan las palancas de progreso y avance histórico social que hacen posible las relaciones sociales capitalistas como forma superior de la sociedad; también, se ubica la función de la lucha de clases como motor del proceso histórico y base material de la tendencia a la transición histórica de las formaciones sociales que los seres humanos logran cristalizar.


Sobre esta base, de la tendencia al cambio histórico de la sociedad, se descarga, tal vez con mayor importancia, el planteamiento acerca de que este tipo de condiciones materiales son las que hacen posible la superación histórica de la sociedad capitalista desde la praxis revolucionaria de las clases proletarias, las cuales deben armarse con la perspectiva  del socialismo científico.


En el Manifiesto del Partido Comunista se da razón de la mirada programÔtica socialista como respuesta y alternativa al ideario político de las formas burguesas republicanas y absolutistas que brotaron en Europa en medio del ciclo de lucha de clases del siglo XIX. En este sentido, comporta un desafío programÔtico a la mirada hegemónica que ha eclipsado la perspectiva histórica de la humanidad; y también, advierte sobre el estado de regresividad al que la relación social capitalista puede conducir una vez agota su potencia revolucionaria.


Por otro lado, si el Manifestó Comunista es hoy un manuscrito de amplia relevancia para el pensamiento político contemporÔneo, esto contrasta con el proceso de producción teórica y política al que obedeció dentro del desarrollo del movimiento proletario.  Este proceso de limitado posicionamiento se dio, lamentablemente, debido a las debilidades del movimiento socialista y proletario para lograr su cohesión estratégica y su posicionamiento, frente al bloque hegemónico de las clases burguesas.


EstÔ situación fue tal vez la que llevó al Moro de Tréveris a comprender la fundamental tarea de la organización estratégica del proletariado y de dotar estÔ amplia fuerza social de una visión clara y estructural del futuro poscapitalista; al tiempo, de trabajar por afilar las fuerzas materiales del proletariado a fin de lograr superar el volumen de fuerzas que detentan las clases socialmente dominantes y que hacen imposible la materialización histórica de la revolución proletaria.


A estÔ labor, K. Marx empecinadamente dedicó todas sus fuerzas y tiempo de vida hasta morir en el viejo sillón del Ôtico del edificio de  la Den Street de Londres, desde donde testarudamente persistió en su declaratoria de guerra contra aquel sistema que condenaba a millones de hombres y mujeres a una vida desdichada.


La idea bÔsica que K. Marx nos legó todo el argot de obras del compendio teórico político que conforman el pensamiento marxista y que quisimos poner a la reflexión colectiva, siempre tuvo como base la idea central que el Manifiesto del Partido Comunista nos transmite: la premisa bÔsica de que ningún ser humano tiene potestad de explotar a otro, y de qué la historia avanza de tal forma que un día las masas explotadas triunfarÔn y extinguirÔn las clases sociales.



  1. Emergencia y función política del Manifiesto del Partido Comunista.


    El contexto de emergencia del Manifiesto del Partido Comunista fue el escenario de ascenso de la lucha de clases europea a mediados del siglo XIX. La primavera europea fue el ciclo de luchas que cubrieron el contexto histórico en el cual el proletariado irrumpió como fuerza política en el marco de la lucha de clases y en el cual se instalaron las ideas programÔticas del ideario socialista desde la perspectiva del pensamiento marxista. 


    La crisis de los regímenes absolutistas se dio en medio del proceso de emergencia y consolidación de la moderna sociedad capitalista con su régimen de producción social y de ordenamiento de las relaciones de poder; pero también, sobre la base de las dificultades de las clases burguesas para garantizar la consolidación de formas republicanas de dominación mediante las cuales encarrilar, bajo relaciones democrÔtico-liberales, el proceso expansivo de las relaciones capitalistas.


    Esta situación generó una doble condición. Por un lado, el proceso de respuesta de las clases monÔrquicas conservadoras a los desafíos de las clases burguesas republicanas. Y, por otro lado, el proceso de ascenso de los movimientos proletarios y de sus idearios socialistas. El estallido de las luchas liberales en Suiza en el otoño de 1847 inicio el ciclo de luchas de clases que paulatinamente fue expandiéndose por gran parte de Europa en 1848.


    Este ciclo de luchas continuó con la abdicación de Luis Felipe en Francia debido a la revolución que protagonizaron los obreros de Paris en febrero de 1848 y que les permitió la instauración de la república social en Francia, reprimida sangrientamente en junio de 1848. En este mismo proceso se sucedió la abdicación del mariscal Metternich en marzo de 1848 y la momentÔnea apertura constitucional en Austria. Las diferentes luchas entre facciones burguesas y aristocrÔticas en los estados alemanes y las luchas de clases que sacudieron la vieja formación absolutista de la península itÔlica.


    Europa se batía entre procesos de transformación de las estructuras de poder absolutistas bajo los movimientos liberales que jalonaron la instauración de republicas constitucionales y democrÔticas; entre los procesos de respuesta y restauración violenta de las formas imperiales de gobierno; y la amenaza del fantasma de los movimientos proletarios de esencia socialista.


    Fue en medio de este contexto de intensa lucha de clases en el cual el Manifiesto Comunista se redacto y vio la luz. Este ejercicio de formulación y proyección de política programÔtica fue parte del esfuerzo organizativo de las facciones proletarias en las cuales se agremiaban gran diversidad de obreros y asociaciones clandestinas de naturaleza socialistas revolucionarias. Y bajo su tutela se intentó ofrecer una mirada alternativa para orientar el ciclo político desde una salida proletaria y socialista que permitiera confrontar y superar en el terreno de la lucha de clases tanto las miradas republicanas de las burguesías liberales, como las respuestas restauradoras de las clases conservadoras del viejo orden monÔrquico europeo.


    En la primavera de 1847 K. Marx y F. Engels se habían afiliado a la Liga de los Justos (Bun der Gerecheten) un brazo de la antigua Liga de los Proscritos (Bun des Geächeten) una organización de proletarios clandestina conformada en 1830 en Paris de ascendencia revolucionaria y que en el verano de 1847 adopto el nombre de la Liga de los Comunistas (Bun der Kommunisten) comprometiéndose a trabajar por el derrocamiento de la burguesía, la instauración del poder proletario, la extinción de la vieja sociedad basada en la contradicción de clases y el establecimiento de la nueva sociedad sin clases ni propiedad privada.


    En noviembre de 1847 dentro del marco del segundo congreso de la Liga de los Comunistas se acepto la creación de una nueva línea estatutaria la cual fue finalmente redactada por K. Marx y sacada a la luz pública en febrero de 1848 por parte de la Asociación Educativa de los Trabajadores.


    El texto salió a las calles dĆ­as antes de que emergieran las revoluciones en 1848 y llego a reimprimirse tres veces en pocos meses, pero debido al fracaso de las luchas populares de 1848 quedo fuera de servicio. Sin embargo, en palabras del Eric Hosbawm: ā€œEste pequeƱo panfleto fue casi seguro, y con mucho, el texto polĆ­tico unitario mĆ”s influyente desde la revolucionaria Declaración de los Derechos Hombre y del Ciudadano por parte de los franceses.ā€ (E. Hosbawm. 2011.PĆ”g 112).


  2. Sobre el contenido teórico y político del Manifiesto Comunista.


    Si bien, el Manifiesto del Partido Comunista es un texto fundamental dentro del pensamiento político marxista, su función y calidad prÔctica debe sujetarse al proceso dialéctico de consolidación del tronco duro de la teoría marxista. En este manuscrito encontramos diferentes ideas que van a constituir las ideas generales no solamente de la teoría marxista; sino también, de la praxis histórica y política del movimiento socialista a lo largo de su proceso de consolidación.


    Por esta razón, es natural que aquí encontremos aun muchas cuestiones abiertas y preliminarmente resueltas; al igual, que cuando nos preguntemos por su validez debamos atender diferentes formas de ajustar su contenido a la carga histórica del momento de realidad. Esto lo podemos aclarar en los diferentes prólogos que K. Marx y F. Engels escribieron en vida en las diferentes ediciones de las que fue objeto el Manuscrito.


    La cuestión anterior también se puede advertir en los debates de los marxistas rusos frentes a su utilidad y la solidez de sus premisas; y para no extendernos, en nuestro tiempo en las críticas liberales y de la izquierda posmodernista a la validez de las premisas del pensamiento marxista sobre la historia, en cuanto a la dictadura del proletariado como forma de organización de la hegemonía de las clases subalternas y sobre la centralidad de la clase proletaria en tanto fuerza social del cambio histórico. Incluso acerca de la validez y pertinencia de la salida poscapitalista de tipo socialista y comunista debido al derrumbe y fracaso de los proyectos del socialismo real durante el siglo XX.



    2.1. El espectro del proletariado como clase social e histórica.


    Una primera forma de rescatar la función política y teórica del Manifiesto Comunista es la de comprender la primera intención que oriento su redacción. Esta fÔcilmente puede describirse en la metÔfora del fantasma del comunismo recorriendo Europa con la cual K. Marx inicia su manuscrito.


    Es esta, tal vez, la de mayor repercusión histórica y política del Manifiesto, pues con esta se presenta en medio del intenso proceso de lucha de clases en que derivo la crisis de las formaciones sociales europeas durante mediados del siglo XIX. La personalidad política que deberÔn asumir las clases proletarias como fuerza material llamada a construir la transición histórico social de la sociedad capitalista.


    En medio de la respuesta de las diferentes fracciones de la burguesía que rÔpidamente al hacerse consientes de este riesgo movilizaron sus fuerzas para ir en contra del proletariado, incluso hasta el punto de degenerar las formas racionales que las clases burguesas habían constituido para garantizar su dominación política como clases bajo las formas de republicas constitucionales y democrÔticas que fueron tomando el perfil de monarquías absolutas. El Manifiesto sirvió para presentar al mundo el sujeto histórico proletario y su perspectiva programÔtica e histórica.



    2.2. La potencia histórica y revolucionaria de las clases burguesas y de la sociedad capitalista.


    En segundo orden, el Manifiesto del Partido Comunista presenta bajo la lupa del materialismo histórico la potencia revolucionaria que las clases burguesas y la sociedad capitalista cumplieron como agencias del proceso de transición histórico-social.


    Rescatan los autores la significación revolucionaria del proceso de desarrollo histórico que bajo el capitalismo se cristalizó gracias a la consolidación de las fuerzas productivas sobre la base del progreso industrial y científico; también, sobre la función expansiva de las relaciones de intercambio capitalistas que llevaron a la relación social capitalista a ordenarse globalmente mediante la lógica expansiva y contradictoria de la competencia capitalista dentro del mercado mundial y sus circuitos coloniales.


    Pero también, se señala aquí la tendencia histórica de las relaciones capitalistas a tomar formas regresivas y generar contradicciones que limitan su desarrollo histórico y obligan a la consolidación de formas superiores de organización social y transición histórica.


    Así, en este manuscrito se presenta la teoría marxista de la lucha de clases y su forma de entender el proceso histórico sobre la base del movimiento contradictorio de las relaciones de fuerza entre clases sociales. Sin embargo, la tesis de la lucha de clases como motor del proceso histórico que se expresa en el Manifiesto debe distinguirse en varias cuestiones.


    En cuanto a la concepción de la lucha entre burgueses y proletarios como síntesis de la tendencia de la sociedad a batirse dentro de la lucha de clases sociales, los autores del Manifiesto del Partido Comunista llaman la atención, de que su aporte se ubica en tanto este proceso histórico se constituye como base del proceso político del proletariado y su necesaria agencia en términos de clase socialmente hegemónica. No es una alusión a la vacía idea de la lucha de clases, sino al la necesidad que en medio de esta se configure el poder proletario y la hegemonía proletaria. Única forma de superar la fractura histórica de la sociedad en clases sociales.


    Esta cuestión debe explicarse en tanto la representación ideológica de la hegemonía burguesa ya se había desplegado sobre esta base de entender la historia como producto de la lucha entre clases sociales. Esta fue la tarea de los intelectuales orgÔnicos burgueses desde el campo de la filosofía y de la economía, desde donde sustentaron y legitimaron la acción disruptiva de la burguesía como clase social revolucionaria frente a la aristocracia y las formas políticas de los regímenes monÔrquicos.


    En pablaras de K. Marx: ā€œPor lo que a mi respecta, no me cabe ni el merito de haber descubierto la existencia de las clases en la sociedad moderna, ni el haber descubierto la lucha entre ellas en la sociedad.ā€ (V.I. Lenin. 2019. PĆ”gs. 81). En la base del planteamiento marxista, mĆ”s bien, radica la concepción respecto a que:


    1) La existencia de las clases sólo va unidad a determinadas fases del desarrollo histórico de la producción.


    2)Ā Que la lucha de clases conduce, necesariamente, a la dictadura del proletariado.


    3) Que esta misma dictadura no es de por si mÔs que el trÔnsito hacia una sociedad sin clases.


    Para Lenin, es esta la esencia de la teoría de la lucha de clases desde la perspectiva marxista en cuanto no aparece aquí una preocupación abstracta del proceso histórico de la lucha de clases entre proletarios y burgueses. Si no, mÔs bien, una preocupación por el tipo de proceso histórico que debe cumplir en la transición histórica del capitalismo bajo la praxis del movimiento proletario.


    Esto, pese a que en su comprensión reconoce que en el Manifiesto aun las respuestas son extremadamente genĆ©ricas frente al como hacerlo: ā€œSustituir la mĆ”quina del Estado, una vez destruida, por la ā€œorganización del proletariado como clase dominanteā€, ā€œpor la conquista de la democraciaā€: tal era la respuesta del Manifiesto Comunista.ā€ (V.I. Lenin. 2019. PĆ”g. 90). Se establece aquĆ­ que de lo que se trata es de comprender la necesidad histórica de que el proletariado organice su hegemonĆ­a como clase dominante.Ā  Pues: ā€œLas armas de que se sirvió la burguesĆ­a para derribar el feudalismo se vuelve ahora contra la propia burguesĆ­aā€. (K. Marx. 2015. PĆ”g. 122).



    2.3. La relación entre los proletarios y los comunistas.


    Otra de las cuestiones que aborda el Manifiesto del Partido Comunista es la que se refiere por un lado al papel programÔtico de la lucha del movimiento comunista frente al reto de superar la relación social capitalista y agenciar la fuerza del proletariado en un proceso de lucha coherente con las tareas prÔcticas del proceso histórico de la construcción de las condiciones generales de la hegemonía proletaria.


    A qui se presentan los rasgos que distinguen la actitud política de los comunistas frente a la cuestión social del proletariado como clase explotada, el dilema de su lucha política y de los limites nacionales; y también, respecto a la relevancia y función de la organización política de la clase proletaria a través del partido revolucionario.


    Para K. Marx la idea central se basa en exponer la tarea de los comunistas en tanto agencien la visión mĆ”s clara del proceso histórico de la lucha proletaria y puedan transmitirla a las mayorĆ­as proletarias, desde la óptica de los medios y los fines mĆ”s preciso posibles y sobre el entendimiento del capital como un amplio poder social y bajo la orientación estructural de: ā€œconstitución de los proletarios en clase, derrocamiento de la dominación burguesa, conquista del poder polĆ­tico por el proletariado.ā€ (K. Marx. 2015. PĆ”g. 129).


    En el mismo sentido expone sucintamente el tipo de proceso político en que debería materializarse la revolución comunista y la cristalización material de la hegemonía proletaria. Esto sobre la base de la dictadura del proletariado en tanto proceso de desarrollo de las condiciones necesarias para proyectar el control proletario del proceso social de producción y regulación social y política.


    ā€œEl proletariado se valdrĆ” de su dominación polĆ­tica para ir arrancando gradualmente a la burguesĆ­a todo el capital, para centralizar todos los instrumentos de producción en manos del Estado, es decir de l proletariado organizado como clase dominante, y para aumentar con la mayor rapidez posible la suma de las fuerzas productivas.ā€ (K. Marx. 2015. PĆ”gs. 134)



    2.4. Sobre las diversas formas de conciencias socialista y la actitud prÔctica de los comunistas ante los partidos políticos de oposición.


    En las dos secciones finales del Manifiesto del Partido Comunistas K. Marx se ocupa de dos cuestiones fundamentales para la orientación prÔctica de la praxis proletaria. En líneas sintéticas se ubica aquí la distinción y el anÔlisis crítico de las diferentes posturas que desde el plano del paradigma socialista despliegan representaciones ideológicas e idearios políticos; al tiempo, en la sección última se ubican la actitud política de los partidos comunistas frente a los partidos de oposición y los diferentes escenarios de acción en los cuales se inmiscuye la praxis política del movimiento proletario y socialista.


    En el primer caso se analiza y crĆ­tica las posturas socialistas que surgen desde la aristocracia francesa que frente al avance del proceso histórico capitalista y de la hegemonĆ­a de la gran burguesĆ­a despuntan las bondades del rĆ©gimen feudal de explotación. ā€œA modo de bandera estos seƱores enarbolan el saco de mendigo del proletario, a fin de atraer al pueblo.ā€ (K. Marx. 2015. PĆ”gs. 137).


    Señala K. Marx que estas interpretaciones aparte de falsear el ritmo del proceso histórico venden al proletariado su régimen de dominación y explotación bajo un falso y regresivo velo ideológico que debe descorrerse efectivamente. En el mismo sentido señala el riesgo de caer en las trampas del socialismo pequeño burgués por utópico y reaccionario en la medida que sobre la visión economicista pretende responder al proceso histórico de desarrollo de las relaciones capitalistas.


    Expone K. Marx:


    ā€œSin embargo, el contenido positivo de ese socialismo consiste, ora en su anhelo de restablecer los antiguos medios de producción y de cambio (..) ora en querer encajar por la fuerza los medios modernos de producción y de cambio en el marco de las antiguas relaciones de propiedad, que ya fueron rotas, que fatalmente debĆ­an ser rotas por ellos. ā€œ(K. Marx. 2015. PĆ”gs. 139).


    Al mismo tiempo se enjuician las doctrinas del socialismo verdadero alemÔn como una limitada representación filosófica del proceso histórico de la lucha de clases en Alemania. La cual redundo en servir como una conveniente justificación del proyecto de la pequeña burguesía alemana de las relaciones capitalistas y de confrontación de las radicales ideas comunistas.


    SeƱala tambiĆ©n las contradicciones del socialismo conservador bajo la representación de los gestores burgueses de la filantropĆ­a mediante la cual se busca simular la armonĆ­a de las relaciones capitalistas con las expectativas de las clases proletarias; al tiempo, seƱala las posturas que atienden los cambios meramente en las condiciones económicas de las clases proletarias como base del proceso de reconciliación de las clases sociales, pero que niegan la transformación estructural de las regresivas relaciones sociales capitalistas. ā€œEl socialismo burguĆ©s se resumen precisamente en esta afirmación: los burgueses son burgueses en interĆ©s de la clase obrera.ā€ (K. Marx. 2015. PĆ”gs. 142).


    La crítica al socialismo crítico utópico es la ultima que plantea K. Marx en su Manifiesto Comunista, en forma sintética muestra los limites de estas posturas al desplegarse como formas reaccionarias frente a las condiciones materiales que constituyen la existencia de la forma de vida proletaria. Si bien reconoce la relevancia de los sistemas socialistas y comunistas de Saint-Simón, de Fourier y de Owen para responder a la emergencia de la sociedad capitalista, ubica sus limites en la ausencia de respuestas históricas, por lo cual señala su función regresiva.


    Advierte K. Marx:


    ā€œLos inventores de estos sistemas, por cierto, se dan cuenta del antagonismo de clase, asĆ­ como de la acción de los elementos destructores dentro de la misma sociedad dominante. Pero no advierte del lado del proletariado ninguna iniciativa histórica, ningĆŗn movimiento polĆ­tico propio.ā€ (K. Marx. 2015. PĆ”gs. 143).


En el Ćŗltimo acĆ”pite K. Marx definen la actitud que la acción prĆ”ctica de los partidos polĆ­ticos debe asumir dentro de las luchas de clases. Esto sobre la base del ciclo de luchas de Europa durante mediados del siglo XIX. Para la cuestión fundamental puede resumirse en el hecho de que. (…) ā€œlos comunistas apoyan por doquier todo movimiento revolucionario contra el rĆ©gimen social y polĆ­tico existente.ā€ (K. Marx. 2015. PĆ”gs. 147).


En líneas generales parte de la practica política de los comunistas y los movimientos obreros según los planteamientos del Manifiesto del Partido Comunista debería orientarse a poner en primer término la cuestión fundamental de la propiedad en cual quiera de las formas en que esta se presente; al igual, que trabajar por la articulación de los movimientos democrÔticos comprendiendo la calidad de clase de las diferentes facciones que los conforman y el papel que las fuerzas proletarias deberÔn cumplir para llevar estas luchas a sus límites históricos y sobre la base de su tarea estratégica de construir la transición histórica poscapitalista. 



  1. La vigencia histórica y la recarga del proceso histórico para el programa político proletario.


La vigencia histórica del Manifiesto del Partido Comunista ha estado en discusión sobre este manuscrito se descargan varias discusiones que van desde los debates contemporÔneos de las ciencias sociales, de los movimientos políticos de izquierda y de los círculos de la reacción ideológica del pensamiento hegemónico de la burguesía.


En varias de estas críticas brota la carga del hecho de que si bien en el manifiesto el planteo histórico no correspondía a una mirada determinista de la historia. Se le cobra al planteo marxista el hecho de que hasta nuestros días el proceso histórico capitalista, con todo y sus diferentes crisis, se aun hoy el régimen social vigente; esto lo refuerza el hecho de que los proyectos socialistas que lograron enrutarse en la tarea la transición histórica cayeron en decadencia y estancamiento. Lo cual da lugar para este reclamo y este debate.


En el plano de la acción política se expresa el reclamo acerca de la centralidad de la clase proletaria como agencia del cambio social y sobre la preponderancia del tipo de organización de las fuerzas subalternas bajo las formas del partido y las organizaciones obreras. Y dentro de los tópicos programÔticos se enlistan el criterio acerca de que toda causa proletaria y poscapitalista necesariamente deba propender por el desarrollo de fuerzas productivas y el progreso histórico y material.


En listadas pueden ser amplias las respuestas criticas y reaccionarias a los diferentes tópicos que se plantea en este corto pero denso y estructural manuscrito.  Y que, sin duda alguna, deben responderse y tratarse sobre la luz del amplio conjunto de elementos y construcciones teóricas y políticas que desde entonces se han constituido dentro del tronco duro del marxismo y de la historia de la praxis de los movimientos proletarios que han tomado sus planeamientos para realizar acción política.



Referencias:



  • Gabriel, M. (2011). Amor y Capital.Ā New York: El Viejo Topo.


  • Grimberg, C. (1973). El Siglo del Liberalismo.Ā Barcelona : Ediciones Daimon.


  • Hobsbawm, E. (2011). Cómo Cambiar el Mundo.Ā Buenos Aires: CrĆ­tica.


  • Lenin, V. (2019). El Estado y la Revolución.Ā BogotĆ”.D.C.: Desde Abajo.


  • Marx, K. (2015). AntologĆ­a Karl Marx. .Ā Buenos Aires: Siglo Veinte Editores. .

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